El lugar más emblemático de la República Mexicana no puede ser otro que el Centro Histórico de la Ciudad de México, un lugar donde converge gran parte de la historia del país, incluyendo la etapa en la que la Gran Tenochtitlán se levantaba como el más grande señorío prehispánico o incluso la era del virreinato.
Caminar por el primer cuadro de la capital es sorprenderse por todos los tipos de personas que por ahí caminan, es habitual ver comerciantes, trabajadores del gobierno o de otras empresas, turistas, policías y hasta algunos elementos de la Guardia Nacional, claro, porque es en Palacio Nacional donde reside el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las sorpresas que tiene esta zona de la alcaldía Cuauhtémoc están también en la arquitectura, porque lo mismo es probable ver tiendas de ropa en edificios modernos, así como elementos arquitectónicos propios de la época de la colonia, claro, la mayoría de las edificaciones datan de este momento histórico y si es posible adentrarse en ellas, también se pueden descubrir los murales de grandes pintores mexicanos.
La cosa no para ahí, se puede descubrir algunos vestigios de la esplendorosa era Mexica, las ruinas del Templo Mayor pueden visitarse, siendo ese uno de los lugares más emblemáticos y que muestra con claridad el contraste de dos culturas que chocaron en algún momento de la historia del territorio, no así del país.
Más allá del primer cuadro de la capital, donde se puede encontrar el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana y el Palacio del Ayuntamiento, otro lugar que data de un momento histórico diferente y que se puede notar en su arquitectura es el Palacio de Bellas Artes, una bella edificación que data del Porfiriato.
Debido a la Revolución Mexicana, este inmueble fue inaugurado y terminado hasta 1934, por lo que es evidente que en él imperan diferentes estilos arquitectónicos, sin embargo, a pesar de todo, en el periodo postrevolucionario comenzó el auge de este sitio al convertirse en una de las máximas salas de opera en el mundo, y en la actualidad también es un museo y un espacio para todos los tipos de expresión artística.
De la misma forma, es común que se recuerde el Museo Nacional de Arte (MUNAL) o su vecino el Palacio de Minería como dos de las construcciones que han sobrevivido a lo largo de los años, ambas datan del Siglo XX con un estilo neoclásico y renacentista, aunque en el caso del primer inmueble del que se hizo mención, fue hasta 1982 cuando se destinó para guardar la impresionante colección artística que hoy presume en sus pasillos.
Uno de los edificios más emblemáticos de la Ciudad de México es el Casino Español que fue inaugurado en 1905 y que tiene una variedad de estilos arquitectónicos entre los que destaca el barroco. Por si fuera poco, cuenta con una gran cantidad de obras de arte, pinturas, esculturas, entre muchos otros detalles artísticos que lo convierten en uno de los casinos históricos, aunque sus salas de juego ya no sirven para tal fin y hoy en día puede visitarse totalmente gratis.
Hablar de los casinos en la Ciudad de México también es recordar momentos llenos de historia y conocer distintos tipos de arquitectura. En las calles del Centro Histórico es posible encontrarse con un Casino Alemán que ya no está en funcionamiento, pero quizá la más importante sala de juegos regresó a la vida hace poco tiempo y luego de varios años parado, el Gran Casino Frontón México que no solo presumen de una gran cantidad de juegos, sino también de ser sede de torneos de Jai Alai.
Por si fuera poco, el Frontón México tiene una ubicación privilegiada al estar exactamente enfrente del Monumento a la Revolución, otra obra Porfirista que iba a ser el Palacio Legislativo, pero que nunca se concluyó, así que se tomó la decisión de llevarlo a ser un homenaje a los caídos de la Revolución Mexicana, incluso se contaba que en él reposan los restos de algunos de los héroes.
Sin duda alguna, el Centro Histórico de la Ciudad de México es un sitio especial, en el que las edificaciones arquitectónicas no pararan de sorprender, es un sitio en el que la modernidad coexiste de manera perfecta con la Revolución Mexicana, el Virreinato y la época prehispánica.